RUANDA
EN LA BÚSQUEDA DE LOS ÚLTIMOS GORILAS DE MONTAÑA
Caminando por la espesa selva tropical de Ruanda, tras el rastro del casi extinto espalda plateada
Territorio de gorilas
Sólo hay dos lugares en el mundo donde puedes ver a los gorilas de montaña en su hábitat natural, Ruanda es uno de ellos. Las exuberantes laderas de sus volcanes proporcionan un espectacular escenario para vivir una de las experiencias de vida salvaje más emocionante y memorables.
A primera hora comienza el trekking, los rangers del Parque Nacional de los Volcanes son los encargados de acompañar a los visitantes en sus expediciones. Al ingresar al parque verás como frente a tu ojos se erige una enorme muralla verde que nos indica que estamos entrando al territorio de gorilas de montaña. Poco a poco empiezan a desaparecer los caminos, el suelo se vuelve lodoso y la espesa vegetación se apodera completamente del lugar ¡ya estás en plena selva tropical!
Encuentro con el icónico “espalda plateada”
Caminarás entre una y tres horas hasta encontrar lo que todos queremos ver: una familia de gentiles gigantes en su hábitat natural. En el centro se encuentran las hembras con sus crías –pequeños llenos de energía, persiguiéndose unos a otros y trepando y abrazando el cuerpo de sus madres– y a unos metros de distancia, vigilante, el enorme espalda plateada, macho alfa de faz negra y achatada, con expresivos ojos de color ámbar y mirada penetrante, aquí él es el rey, enorme y poderoso (aproximadamente 200 kg de peso y 2 metros alturas).
Es una escena impactante, sobrecogedora, que te paraliza y te corta la respiración… no es el momento de hacer fotos, te recomiendo que guardes la cámara y observes, el tiempo pasa muy rápido y sólo tienes una hora para disfrutar de su compañía.
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Ruanda es un pequeño país ubicado en la región de los Grandes Lagos de África y los Montes Virunga son el hábitat de los gorilas de montaña. El Parque Nacional de los Volcanes se creó en 1925, con el objetivo de protegerlos de los cazadores furtivos. Fue el primer parque nacional que se creó en África y fue la base de la zoóloga Dian Fossey. Algunos de los proyectos de recuperación de la población de gorilas se han podido financiar gracias a los turistas que diariamente visitan el parque, las aldeas cercanas a las zonas protegidas también se ha visto beneficiadas ya que un 20% de valor de la entrada se destina al desarrollo de las comunidades locales.
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